Friedrich Nietzcshe
Así habló Zaratustra / La genealogía de la moral
(Alianza Editorial, edición 2011)

Como Albert Eiinstein en el siglo XX, quizás pueda considerarse al filósofo alemán Friedrich Niestzsche una de las personalidades más influyentes del siglo XIX. Murió en 1900, a los albores de un siglo recién nacido que vería cómo algunas de sus reflexiones tomarían cuerpo en una de las más dramáticas formas que podrían haber adquirido: los fascismos. Sus teorías acerca del superhombre tuvieron eco en re?gímenes totalitarios confundiendo un pensamiento que parece que abogaba más por la superación del estatus humano en un sentido más renacentista del término, intelectual, emocional. Lo que sí parece claro en la filosofía de Nietzsche es su constante revisión de los conceptos culturales de la filosofía occidental, de la religión y de la existencia de un ser superior, todo ello relacionándolo con las posturas morales ante la vida elaboradas a lo largo de la historia del pensamiento.


Aprovechando el rediseño de El libro de bolsillo que está llevando a cabo Alianza Editorial se editan de nuevo las espléndidas traducciones que Andrés Sánchez Pascual realizó allá por la década de los 70 del siglo pasado. E inicia la biblioteca de este autor con dos de sus títulos esenciales: La genealogía de la moral (Un escrito polémico), escrita en 1887, con la que trató de clarificar algunos conceptos de su anterior libro, Más allá del bien y del mal, para reflexionar sobre el juicio de valor que suponen los coneptos de bueno y malo para el ser humano a lo largo de la historia.

El otro título, su obra mayúscula y más controvertida, Así habló Zaratustra (1885), utiliza la figura del legendario filósofo persa del siglo VI aC, Zaratustra (o Zoroastro) para, con una estructura fuertemente poética, realizar un compendio de las principales ideas que desarrolló Nietzsche en su obra. La prosa de este libro “para todos y para nadie” es de una belleza ensordecedora (se la considera una de las grandes obras de la prosa alemana) y, como apunta Sánchez Pascual en el necesario prólogo del libro, “todo lector que comience a leer esta obra percibirá en seguida cuál es el otro gran libro del cual quiere éste ser antítesis: la Biblia”, y “no sólo en el sentido ideológico o doctrinal, sino incluso en el literario”. Se disfruta a nivel emocional y consigue mover a la reflexión como lo hizo con tantos y tantos filósofos a los que influyó. Una gran oportunidad para refrescar un pensamiento universal.