Hay ocasiones en las que si algo nos gusta tendemos a probarlo una y otra vez, hasta que lo aborrecemos. Hay momentos en los que una canción comercial nos emociona hasta el éxtasis y, tras haberla escuchado alrededor de unas veinte veces al día, termina por aburrirnos o simplemente deja de emocionarnos..porque ya ha cumplido su función inicial, su época y su momento.
Pues bien, algo parecido ha pasado con el nuevo spot de Loterías. Efectivamente no ha tenido nada que ver con el espectáculo de freaks que se nos ofreció el año pasado, no es lo bonito por lo bonito, ni lo ñoño por lo ñoño, es una historia verosímil, bien tratada, cuidada y con un fondo humano muy positivo que a más de uno ha hecho que se nos salte la lagrimilla. Unas lágrimas y un nudo en el corazón que se intensifican aún más cuando nos enfrentamos a una de las crisis más duras, una coyuntura que nos ha dejado carencias pero, sobre todo, mucha incertidumbre y desconfianza. Es en estos momentos cuando la generosidad de los demás y, en ocasiones su ayuda, son más consideradas y valoradas que nunca. Poniéndonos en el lugar del protagonista del anuncio, en un primer momento quisimos no ser él para acabar de deleitarnos con un final feliz, sobrecogedor. El spot devuelve, por unos instantes, la ilusión, la confianza y la esperanza, y de la misma manera, saca nuestro lado más humano y generoso.
En la víspera de su presentación seguro que ya había quien se frotaba las manos y sonriendo de medio lado, auguraba un nuevo show bochornoso que parodiar. Y aunque cuando vio la luz nada hacia presagiar que fuera como su predecesora, las mofas, chistes e imitaciones no han tardado en llegar, pues ahora todo va mucho más rápido que antes. La era de internet ha conseguido que el proceso de agotamiento del que hablaba al principio sea breve, y este ejemplo de spot, tras cumplir su función emotiva, ha acabado aburriendo. Ya no solo no emociona sino que al verlo surgen en mi mente las mil y una parodias visionadas.
La historia de Manuel, que así se llama el protagonista del spot, es tan verosímil como improbable, más propia de una película americana (de esas en las que al final aparece un Papa Noel guiñando un ojo a cámara) que de nuestra propia realidad. Porque queridos, esto es España y la realidad española nos está mostrando a diario historias muy alejadas de ésta. Si apostamos por fantasía que sea de la de la verdad, ¿no?.. Así, las burlas se ríen de Manuel, se ríen de su ingenuidad, se ríen de la generosidad del dueño del bar, Antonio, y por reírse lo hacen hasta de la canción. Salen chistes como éste: “María, resérvame un décimo en cada bar que cuando toque pago el premiado..”. Y así, uno tras otro que eclipsan un año más a la esperada campaña de nuestra Lotería de Navidad.
Hagamos un viaje al futuro, volvamos a ver este spot, “¿qué sientes?” “Nada”. Pues, aunque la historia es brillante quizás haya pasado de puntillas por el verdadero sentir general, ese que si “lo tocas”, logrará emocionarnos una y otra vez.
No obstante no quiero dejar de dar mi particular enhorabuena a la agencia Leo Burnett, quien se ha puesto ante una campaña que es y será un reto superarla hasta que consigan que nos olvidemos del dichoso calvo. A pesar de que Tactis dejó el listón muy bajo, Leo ha superado con creces las expectativas de todos.
Dixit.