Cada vez es más común que los spots lleguen a nosotros a través de Facebook o Twitter. Sin encender la televisión podemos descubrir lo nuevo de los anunciantes y, cuando el spot en cuestión merece la pena, no tarda en salir nuestro muro de Facebook y extenderse a los de los demás. La viralización es lo que tiene, que no nace como tal sino que se convierte por sí sola en viral, normalmente cuando cala en el sentir general.


Este año llegó a mí, a través de una red social, una de esas piezas que hablan de valores, que muestran lo mejor del ser humano y que lanza una apabullante crítica a la sociedad sin herirla y tremendamente constructiva. Un grupo de niños escribe su carta de Reyes Magos en donde piden juguetes y más juguetes. A continuación, se les pide que redacten una para sus padres cuya principal demanda es “que pasen más tiempo con ellos”. Lanzada la crítica llega el mensaje: “La Navidad nos desamuebla la cabeza. Nada como el hogar para volvérnosla a amueblar”. ¡Chapó! 

Absortos en las compras y en el consumo llega un anunciante y nos da una lección. Y es que Ikea, primero con SCPF, y luego con McCann, ha ido más allá.. Más allá de las especificaciones técnicas, más allá del “somos los mejores”, más allá de mensajes para vender..y ha transformado la marca en algo más que una tienda de muebles “baratos”. Y es que Ikea es igual a hogar; Ikea es igual a proyectos de vida nuevos; Ikea es igual a familia y seres queridos; Ikea es igual al “soy feliz con todo lo que tengo”..

 

Y parece que son muchos los que han entendido cuál es el camino… Campofrío se ha enfrentado a la campaña más dura de su historia. Tras la tragedia del incendio causado en una de sus fábricas, resolvió su campaña de Navidad en tiempo récord, con optimismo y, como no podía ser de otra manera, con humor. Gustará más o menos el camino por el que ha ido la marca pero funciona y siguen apostando por él…

El consumo ya no es el protagonista de estas fechas, al menos en lo que se refiere a la publicidad. La gente no quiere que les vendan, la gente quiere comprar y la gente quiere ser quien decida por qué elige una marca u otra. Y ahí, amigos, es donde entran los valores, cada vez más importantes en los mensajes publicitarios. Los creativos lo saben y los anunciantes están descubriendo cuál es la fórmula. Ahora, pasadas las Navidades, hagan balance y vean realmente que es lo que quieren las personas.

Otro clásico de Navidad, Freixenet, también apuesta por valores navideños. En este caso, por la amistad y para continuar brindando cien años juntos; a pesar de su conocida puesta en escena con dos famosos en este caso nacionales y su antiguo formato de videoclip que no ha estado exento de polémica por su interpretación en clave político por algunos secesionistas catalanes que ven una referencia a continuar unidos a la Nación Española durante otros 100 años y para el que ha llegado a pedirse el boicot en Cataluña. 

En fin, “hay gente pa tó”, como decía el torero. Dixit.