La independencia de los medios de comunicación frente a los poderes fácticos (que se decía en tiempos ya pasados, afortunadamente) es la garantía única de la libertad editorial. Y la libertad editorial es una garantía básica para la libertad de expresión ciudadana o más palmariamente para la propia libertad.


Por eso tiene tanta importancia que los medios, en sus distintos formatos, respondan en sus editoriales a la identidad ideológica de sus consejos de administración y que los ciudadanos sepamos en cada momento dos cosas: quién está detrás de una opinión y cuál es su posicionamiento personal, profesional y empresarial.

Sabemos, por otra parte, la obsesión cuasi patológica que tiene el poder político – económico, cualquiera que sea su ideología, su antigüedad, su bisoñez o su cuota, en controlar de alguna manera los telediarios (léase telediario como paradigma de la información, aplicable al papel, la radio o las redes). De ahí que los que ya no peinamos ni tan siquiera canas no nos extrañemos ni nos escandalicemos de nada de lo que va a pasar en este país llamado España de aquí a final de año: concesiones, cambios, cambalaches, ruedas de prensa sin preguntas (¿?), apariciones donde haya lugar, desapariciones ante los posibles críticos y lo que sea preciso para que unos y otros intenten, de una u otra manera, el control de los medios. Pues bien, ahora es el momento de que todos los soportes jueguen limpio con los ciudadanos, nos presenten honestamente lo que piensan, lo separen absolutamente de la publicidad y nos digan quienes son y cuales son sus intereses. Así cumplirán con su función, tanto en formatos convencionales como digitales, pues en estos últimos también aparecerán demasiados “editoriales” interesados sin que aparezca públicamente la mano que mece la cuna. Creo que los usuarios de la comunicación nos merecemos ese juego honesto ante la trascendencia de lo que se avecina.

Dicho lo cual pasemos al día a día que va desde la más que posible entrada de Carlos Herrera en Cope a las licencias de los seis nuevos canales de TDT, tres en alta definición, pasando por posibles desembarcos en RTVE de parte del equipo que colaboró con su presidente en Telemadrid o el veto de la nueva ola a profesionales que no son de su agrado, ya ven que apenas todo esto tiene algo que ver con lo que antes comentaba…

Hay también algo bastante importante para el deporte rey en España (ya saben que en países con otra tradición el deporte rey es el atletismo, pero que aquí, por ejemplo, si preguntas por Ruth Beitia te pueden decir de todo menos quien es). Bueno pues el fútbol anda en pie de guerra entre sí y contra todos por mor de los derechos de televisión y la comisión de la competencia no termina por decidirse si permite a Telefónica dominar Canal+ o no.

También en este caso se juegan las bazas con dureza y los tiempos que se avecinan mucho me temo que van a ser claves para cualquier solución que se le quiera dar al asunto. Ya saben que la permanencia en sus clubes de determinados nombres es clave para el devenir de la nación y esa permanencia está ligada, no termino de saber por qué, de verdad que nada se me ocurre, al reparto en euros de los derechos televisivos.

Que sean buenos, si es que les dejan. Hasta la próxima.