Las cosas no pasan porque sí y menos en el mundo de las operadoras de telecomunicaciones. La compra por parte de Telefónica de Canal+ en España y GVT en Brasil, las negociaciones de la multinacional española con el gigante francés Vivendi para aliarse en una multiplataforma de contenidos audiovisuales y compra de derechos premium y los escarceos de la francesa que está poniendo de los nervios al mercado europeo con las filtraciones sobre su interés en comprar primero BSkyB y ahora Mediaset no son fruto de una estrategia fulminante nacida hace unos meses, son antiguas historias de la tele.
Cuando en la década de los noventa Telefónica se interesó definitivamente por los contenidos audiovisuales creando, con otros socios minoritarios Vía Digital, mucha gente pensó que la operación era meramente política, en contra de Prisa, y que la operadora se ceñía a las instrucciones de Moncloa. La cosa era mucho más compleja. Telefónica aspiraba a ser una verdadera multinacional y eso tenía que ver con la transformación de una empresa eminentemente industrial en un conglomerado tecnológico de servicios para todo tipo de dispositivos y la oferta de contenidos era un gancho añadido y fundamental para multiplicar el parque de clientes al tiempo que una barrera de entrada para otros competidores.
Años después entraba, mediante la fusión de las dos plataformas de televisión por satélite en el accionariado de Canal+, aunque sin llevar la gestión y dejó que el mercado fuera madurando la situación para ajustarla a sus planes.
En la lucha por conquistar mercados exteriores ya quiso en 2008 hacerse con la brasileña GVT y perdió el pulso con Vivendi y en 2009 fue uno de los cinco aspirantes a comprar Canal+ junto con la propia Vivendi, Mediaset, BSkyB y Ono.
Ya en 2014 llega a un acuerdo con Vivendi para comprarle la operadora brasileña en una operación de mucho más calado, que contempla, según parece, una alianza estratégica para constituir la mayor plataforma europea de contenidos (desde la compra de derechos a la producción propia) al estilo, por ejemplo, de la HBO y por su parte su aliado, según algunas fuentes, intentó un acercamiento, para su compra, con BSkyB que, por lo visto, no ha prosperado y no hace más de dos semanas ha provocado una suspensión de la cotización en bolsa de Mediaset ante los rumores de una oferta de 5.500 millones de euros por la compañía italiana.
Vayan pues atando cabos, porque, entre otras cosas, con la compra de Canal+ va incluida la de su plataforma Yomvi que ofrece servicios audiovisuales para todo tipo de dispositivos con un desarrollo propio y muy avanzado. En resumen: sólo una multinacional es capaz de dedicar todos esos años de esfuerzo e inversión para lograr un objetivo que podrá ir moviéndose al ritmo de la evolución del mercado, pero que no deja de ser una constante, sobre todo si conlleva la transformación de la empresa.
“Sólo una multinacional es capaz de dedicar años de esfuerzo e inversión para lograr un objetivo que podrá ir moviéndose al ritmo de la evolución del mercado”
Y si las operaciones de compra de las que hemos hablado se realizaran, figúrense lo que podría suponer para un mercado como el europeo: enormes barreras de entrada para los otros operadores que, aunque pudieran “disfrutar” de parte de los paquetes premium que se ofertasen por la alianza al mercado quizás tendrían que incorporar, y no parece que Competencia se oponga, la marca de los propietarios de los derechos. “X te ofrece la Champion Movistar” (solo es un pequeño ejemplo).
Que sean buenos.