Naranjito ha regresado. Habíamos perdido su rastro, no sabíamos que había sido de él o de su familia. Aquel símbolo de la España del 82, en algún caso motivo de mofa, de escarnio y actualmente kit vintage, ha renacido gracias a Trina.


Los de ahora suponemos que serán sus nietos, los hijos o los sobrinos del protagonista del spot de la misma marca que triunfó en El Sol. Pero, si bien aquellas naranjas terminaron en el exprimidor, para éstas, sus grandes aventuras y problemas tienen más que ver con irse de vacaciones a Marina D’Or o con un…. ¿puerro? ¿perro? ¿porro?… Parece que es lo primero, pero está claro que al creativo no le gustan las hortalizas y no cree en la cocina de fusión entre éstas y la fruta. En cualquier caso, nos alegramos de que la nueva generación haya mejorado estéticamente y que no termine dramáticamente exprimida en zumo.

Y, hablando de artilugios peligrosos… La última arma de destrucción masiva, según Tráfico y sus creativas campañas para acojonar a los conductores, son unas gafas de Sol. ¡Toma ya! Tendremos que demostrar a los servidores del orden que salimos de casa con ellas puestas, o olvidarnos de sus beneficios de eliminar el exceso de luminosidad y los brillos de el sol (no del festival) o ir con la “cara al sol” como en los viejos himnos… Ya sabéis, las gafas de sol son otro maligno vicio como fumar o el alcohol.

Otra de las acciones más esperadas del verano es la del spot de Estrella Damm. La cervecera, ahora, ha puesto de moda las campañas través de cortos de reconocidos directores de cine, en que a veces se promociona más a este que a la marca de cerveza. La estrategia empleada es similar a la de un estreno de película en Cine. Esto es, un tráiler en Televisión con alguna escena del corto, y con el beneficio básico de estar realizada por un director de postín, en que nos invitan a ver la pieza en su versión íntegra (normalmente en internet). Con tanto crear contenidos se nos olvida, a veces, que, además de hacer cosas bonitas y entretenidas, los productos y las marcas tienen también otros objetivos, además, claro está, de agradar a los consumidores.

Un buen ejemplo de cómo divertir y vender los beneficios de un producto es el Sorteo Extraordinario de Lotería.. ¿¡A cuantos, como al protagonista, nos gustaría anular nuestro cutre apartamento por tener un “imprevisto tan gordo”!?.

Dixit.