El No-Logo, última tendendia del branding entre las empresas más importantes del mundo, consiste en sustituir el logo de la marca por un conjunto de imágenes, colores y/o estilo que la hagan reconocible. 


Según www.99designs.es, la web de diseño online más importante del mundo, éste es un área en el que los diseñadores deben trabajar de una forma más amplia, buscando nuevos elementos en los que centrarse. 

En 2009, Freshjive, una compañía de ropa de Los Ángeles, decidió darle un nuevo enfoque a la marca: Se deshicieron de su logotipo y no lo reemplazaron. Desde 2010, ningún logo aparece en sus prendas, sus etiquetas, su página web, o en cualquier otro lugar. Diez años después de la publicación de No-Logo, de Naomi Klein, Freshjive se convirtió en una empresa sin marca, y probó que se podía hacer.

Desde entonces, grandes marcas han probado esta nueva tendencia, como Abercrombie: Hace 15 años, la marca tenía un inmenso valor simbólico, pero ya no. En 2014, el CEO anunció que la compañía retiraría el logo de todos los productos que se vendieran en América. No era porque la imagen del alce hubiera perdido relevancia, sino porque el hecho de “tener un logo” estaba perjudicando a la compañía a la hora de vender ropa. Los jóvenes estaban buscando marcas menos centradas en un logo, como H&M o Zara.

El fenómeno del No-Logo se está extendiendo fuera del mercado de la moda. Este verano, Coca-Cola quitó las letras de su icónico logotipo, en las latas de los países de Oriente Medio, cambiándolos por la frase “los logos son para las latas, no para la gente”.

Pensar en branding se asocia normalmente con un logo. De hecho, los diseñadores suelen empezar por ahí a la hora de trabajar. Sin embargo, una marca es mucho más que un logo, y entran en juego color, patrones, tipos, formas, texturas, servicio, actitud…