Por tercer año consecutivo, el Club de Jurados de los Premios a la Eficacia de la Asociación Española de Anunciantes, y patrocinado por GroupM, ha celebrado sus sesiones de debate para analizar el futuro de la industria de la comunicación comercial centrándose en analizar “el papel de la tecnología en la comunicación y los cambios de paradigma que está generando”.
Si hay algo en lo que han coincidido todos los participantes es que hay que llevar a cabo un cambio digital que no solo afecta a estructuras sino también a perfiles de personas y procesos, algo que les será mucho más difícil poner en marcha a las grandes compañías que a las más pequeñas y, por tanto, más ágiles. Este cambio, afirman, solo será posible si se realiza desde la parte del ceo, consiguiendo que también los empleados se sumen a esta nueva cultura que se tiene que ir aplicando en las organizaciones de forma transversal y a ser posible, horizontal.
La velocidad del cambio vendrá dada por la velocidad con la que la dirección general se dé cuenta de que tiene que implementarlo. Pero sabiendo que no hay más alternativa entre transformarse o morir, estar o no estar. Porque ya no dividimos entre lo físico y lo digital, ya solo hay un mundo.
Y para que en este mundo las empresas en su proceso de digitalización tengan un camino más exitoso, sin lugar a dudas, los profesionales de Marketing y Comunicación deberían estar en los Consejos de Administración junto con los financieros y los de Recursos Humanos. Porque en esta carrera continua hacia la optimización y la eficiencia, la imagen de la compañía y la satisfactoria comunicación que se debe alcanzar con el cliente final es clave.
Para llegar a conectar de la mejor manera posible con el consumidor es fundamental entender el uso de la tecnología en la que este, como media general, va varios pasos por delante de las empresas. Y es el propio miedo al cambio el que actúa de barrera propiciando que las empresas se resistan a este.
Además, la evolución de la publicidad a grandes rasgos pasa de percibirse en algunos casos como el momento de interrupción a deber de convertirse en el negocio del interés, con distintas capas de información para que la gente pueda buscar en la profundidad que quiera. “No puede ser un océano de información con un centímetro de profundidad porque estamos en el momento de los contenidos, en la era de la experiencia, en la importancia del contexto y para ello ayudará mucho que las marcas sean capaces de generar conversaciones positivas y que ayuden al consumidor a hacerle más fácil la vida y que pueda resolver mejor las tensiones del día a día”. La riqueza de los datos es también un reto básico a tener en cuenta sabiendo que si bien la importancia es disponer de los datos, no lo es menos saber para qué se tienen y qué estrategia de actuación hay detrás.