Para ello, desde la agencia desarrollaron una idea escogiendo un tipo de público inconformista y con un estilo de vida diferente.
Para acceder a dicho público se creó un filtro digital, convirtiéndoles en una comunidad exclusiva en la que sólo podía entrar gente que tuviera al menos un tatuaje, convirtiéndolo así en pase de acceso a la fiesta.