La legislación española prohíbe la publicidad de este tipo de productos así como emitir en horario infantil anuncios de artículos que promuevan el culto al cuerpo y el rechazo a la autoimagen.
Según informa la página web del Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA), El Pleno del Consejo ha requerido el cese de la emisión de dos anuncios de productos milagro, detectados en tres televisiones locales andaluzas. Se trata de unos parches supuestamente adelgazantes (Hollywood Patch) y de un té con propiedades igualmente adelgazantes y otros supuestos efectos beneficiosos para la salud (Té chino del Dr. Ming) que, además, han sido emitidos en horario protegido, según ha constatado el CAA a través de su sistema de seguimiento. Las características de ambos anuncios encajan con las prohibiciones previstas en el Real Decreto 1907/1996 sobre publicidad y promoción comercial de productos, actividades o servicios con pretendida finalidad sanitaria.
Asimismo, el artículo 44.3 de la Ley de Ordenación de Profesiones Sanitarias establece que no podrán publicitarse las actividades o productos sanitarios no autorizados, o sobre los que no exista evidencia de sus efectos beneficiosos y prohíbe la publicidad de productos y servicios de carácter credencial y de productos-milagro.
Por último, la Ley General de Comunicación Audiovisual 7/2010 prohíbe la emisión de publicidad relacionada con el culto al cuerpo (productos adelgazantes, cirugía estética y tratamientos de estética) durante la franja horaria de protección infantil (entre las 6 y las 22 horas), con el fin de garantizar un adecuado desarrollo físico, mental o moral de los menores de edad, puesto que estos anuncios apelan al rechazo social por la condición física o al éxito debido a factores de peso o estética.
El Consejo destaca su preocupación por la emisión de estos anuncios en horario de protección infantil, obviando de esta forma las medidas que protegen a los menores de la publicidad que incentiva el culto al cuerpo y el rechazo a la autoimagen. En este sentido, recuerda el papel que corresponde a los medios de comunicación y al sector publicitario para no contribuir a fomentar trastornos alimenticios cuya incidencia en la población más joven -la más vulnerable- es preocupante.